¿Roncaglia no se podía haber quedado en casa, y ver el partido en el televisor?
Y Pochettino, que dijo que las tarjetas y el derbi no iban a influir en la alineación, ¿por qué no se ha acordado esta tarde de sus palabras a la hora de sacar el mejor equipo para ganar en Santander? ¿Roncaglia era la mejor opción como central? Su desacierto hoy pasma: un penalti absurdo, nos empatan; un error, otro penalti y Kameni expulsado, y nos ganan. Por otra parte, ¿la delantera titular era la más solvente que el entrenador podía elegir? Entonces ¿por qué se ha jugado con mejor sentido cuando han salido dos delanteros suplentes, ya con un hombre expulsado? Las excesivas preguntas son siempre signo de desazón.
Por otra parte, Pochettino podría haber leído estos días El conde Lucanor. Allí, Patronio cuenta como una labradora que iba al mercado con un jarro de miel sobre la cabeza soñaba que lo vendería y compraría, luego vendería y compraría, y tan alegre andaba que empezó a dar saltos y el jarro de miel acabó untando los guijarros del camino. Preservar jugadores por si les sacan una tarjeta que les impida jugar en el derbi es soñar que se vende el jarro de miel: un regalo a los dos rivales, al de hoy y al del sábado —espero que Pochettino lo haya aprendido para futuras temporadas—. Afrontaremos el partido contra el Barça con los jugadores que no han podido ganar hoy, pero sin el portero titular.
Cero puntos y siete goles en contra por uno a favor es el resultado este año del enfrentamiento ante el Racing, uno de los equipos más mediocres del campeonato. Algo falla en el reino del Español.
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