¿Cuántas veces en Montjuïc había visto a Maxi solo encarando al portero y la pelota por los aires? Algún día Maxi meterá todos estos goles que ahora falla, pensaba. Anoche fue ese día, y en efecto, Maxi acertó magníficamente en las jugadas que antes enviaba a la gradería. Sólo hubo un pequeño error en el cálculo del antiguo espectador: no las iba a marcar en la portería visitante, sino en la local.
Las dos veces que llegó Callejón solo ante Leo Franco todos debimos de pensar lo mismo: algún día Callejón descubrirá el ángulo imposible para el portero y la pelota encontrará la red amiga.
El problema del Español es que ya no le quedan muchos días para esperar la madurez de su inmadura delantera. Ese fue el único argumento del partido de anoche: ¿de qué sirve una defensa eficaz, un medio campo que parece encontrar su sentido, unas bandas con posibilidad de desbordar... si en el área rival las jugadas se resuelven con ingenuidad? Una defensa barriobajera y caótica, un centro del campo acomodaticio, permitió que una delantera feroz encontrara el gol donde no existe, en el tercer rebote.
De todas formas, la liga empieza el 4 de enero en San Mamés. Si allí se juega como anoche —no todos los equipos tienen un Maxi que ya sepa cómo se marca un gol ni un Kun que saque de sus casillas a Kameni— el Español no ha de sufrir.
Lo del gol es siempre la paradoja más extraña: el empeño de todo un partido buscándolo denodadamente como quien busca un lugar imposible, y el instante tonto en el que los jugadores se apartan para que Valdo empuje la pelota como si estuviera solo en el campo. Cuando ya de nada valía el gol.
Las dos veces que llegó Callejón solo ante Leo Franco todos debimos de pensar lo mismo: algún día Callejón descubrirá el ángulo imposible para el portero y la pelota encontrará la red amiga.
El problema del Español es que ya no le quedan muchos días para esperar la madurez de su inmadura delantera. Ese fue el único argumento del partido de anoche: ¿de qué sirve una defensa eficaz, un medio campo que parece encontrar su sentido, unas bandas con posibilidad de desbordar... si en el área rival las jugadas se resuelven con ingenuidad? Una defensa barriobajera y caótica, un centro del campo acomodaticio, permitió que una delantera feroz encontrara el gol donde no existe, en el tercer rebote.
De todas formas, la liga empieza el 4 de enero en San Mamés. Si allí se juega como anoche —no todos los equipos tienen un Maxi que ya sepa cómo se marca un gol ni un Kun que saque de sus casillas a Kameni— el Español no ha de sufrir.
Lo del gol es siempre la paradoja más extraña: el empeño de todo un partido buscándolo denodadamente como quien busca un lugar imposible, y el instante tonto en el que los jugadores se apartan para que Valdo empuje la pelota como si estuviera solo en el campo. Cuando ya de nada valía el gol.
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