miércoles, 14 de enero de 2009

Español 1, Poli Ejido 0

No he escrito antes porque los resultados eran tan tristes, o agónicos —como el día del Almería—, que no daban ganas ni siquiera de ponerse a pensar qué estaba ocurriendo. La pregunta que nos hacemos todos es ¿por qué no marcan goles los delanteros? La verdad es que lo que ocurre con el gol resulta curiosísimo. En este calvario se han visto cosas desalentadores y otras que dan esperanza. La peor es la pérdida de carisma y personalidad de Luis García en el campo. No es ya que haya perdido el gol, es que lo ha perdido todo. Se diluye en el juego. Ha cedido la impronta que tenía, lo afilado de su juego. Todo. A su lado, en los últimos partidos, está brillando mucho más hasta Ángel, que es trabajador, pero poco más, le falta madurez. Lo esperanzador es el papel que está tomando Román. Es interesante. Nadie en el equipo parece imprimir carácter, personalidad, capacidad de gestión; y ese vacío lo está aprovechando Román, que durante muchos partidos andaba por el campo sin entender nada —a veces uno pensaba que ni siquiera sabía hacia qué lado le tocaba jugar (aunque desde el principio, de vez en cuando, tenía un toque de balón que no llegaba a cortar la respiración, pero sorprendía)—. En ese vacío, a Román no le ha costado nada hacerse con el equipo. Él, que tiene todo el aspecto de «pasaba por aquí», del antilíder. La verdad es que desde el principio este jugador me gustó mucho y que empiece a entender al equipo es una de las pocas cosas buenas que nos han pasado.
¿Qué les falta a Jonatan y a Callejón para marcar goles? Parece que le tengan miedo al propio juego. El primer partido que jugó Tamudo en primera lanzó un chupinazo desde medio campo y marcó. Les falta ese desparpajo. Creo que tienen demasiada teoría en la cabeza. Poco juego de calle. ¿No está matando a los jugadores tanta sintaxis futbolística? Les falta espontaneidad. La que traen, por cierto, Román o Pareja, que se inventan un poco la jugada. Esperemos que el delantero argentino que traigan vaya por este camino. Aunque es una pena, ¿no? Esperemos que la segunda vuelta mejore, porque la gente tiene mucho miedo: el precipicio de segunda da pánico.

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