domingo, 24 de mayo de 2009

Almería 0, Español 3

Los tres goles marcados frente al Almería presentan un trazado muy parecido: varios atacantes que se plantan ante los defensores, la pelota que pasa con precisión de uno a otro por el área, entre postes, y la resolución tranquila de la jugada. De hecho, no parecen goles infringidos en el fragor de un combate, sino un ejercicio de entrenamiento. El Español, que había olvidado cómo se marcaba un gol durante buena parte de la liga, ahora los suma con facilidad y gracia. ¿Qué ha ocurrido? La clave posiblemente esté no en lo que es, sino en lo que parece: el entrenamiento. Con Pochettino ha llegado la sensatez, el trabajo y el empeño al equipo. Basta con verles jugar para confirmarlo: no improvisan, interpretan una partitura ya memorizada. El Almería quería despedirse ganando. Tenía voluntad, pero carecía de armonía. La música del Español, tocada en sordina, como durante un ensayo, lo llevó a la desesperación. El Español no jugaba al fútbol, interpretaba una coreografía. Estas cosas ya las habíamos visto, a rachas, en algunos partidos de este tramo final de la liga, pero ¿quién se atrevía a soñarlas siquiera al borde mismo del abismo? Ahora, salvados, hay que decirlo. Pochettino no ha sido un entrenador, sino un dramaturgo. ¿Será tan sensata como él ahora la dividida dirección del club para poner en sus manos un proyecto fuerte, unificado, sólido... que no se agote en media liga?

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