domingo, 14 de febrero de 2010

Español 2, Deportivo 0

Si esta tarde un espíritu, mientras caminaba desde la boca del metro hacia el campo, me hubiera detenido a mitad de la rambla de Cornellà para ofrecerme la posibilidad de pedir tres deseos, sin dudarlo ni un segundo el primero hubiera sido, claro, que ganáramos al Depor. Uno se imaginaba que los jugadores del Depor iban a llegar a Cornellà con voluntad de demostrar que no eran lo tontos que parecían: el Español en la primera vuelta sólo ha marcado tres goles, los tres al Depor, en Riazor. Ni uno más fuera. Uno pensaba que los jugadores del Depor llegarían con un punto más de amor propio de lo normal, como para demostrar que aquello que había pasado en la primera vuelta era una casualidad. Por eso el primer deseo hubiera sido pedir al genio que nos ayudara a ganarles. Como los deseos propuestos eran tres y aún me quedaban dos, el segundo lo tendría claro: que marcara Callejón un golazo. No un gol de rebote, como ya marcó en la primera vuelta, sino un gol de disparo que cruzara el área y resultara inapelable. Este es un deseo frustrado partido a partido durante toda la primera vuelta en jugadas magníficas de Callejón, que merecían el deseo de esa recompensa. Y como aún me quedaría un deseo he seguido pensando cuál elegir. Por cierto —me he dicho a mí mismo—, ni ganar a cualquier precio ni que marque Callejón en jugada suelta es lo único que me más gustaría. Lo que desearía, de verdad, y a eso le hubiera dedicado el tercer deseo del duende, es que el equipo jugara cohesionado, que no corriera tanto —para eso está la pelota—, que dominara durante el partido con solvencia, que recuperara el centro del campo, y que fuera dando motivos para saltar en el asiento al personal (aunque luego pitaran fuera de juego). Estos hubieran sido mis tres deseos. Y el geniecillo, cuya generosidad desconocería cuando me lo hubiese encontrado en la rambla camino del campo, no sólo estaría dispuesto a concederme los tres deseos, sino que de su parte iba a añadir un cuarto deseo que sería la primera sorpresa del partido: que Callejón se acordara de que juega de extremo y llevara la pelota hasta el fondo de la línea, centrara y allí estuviera Verdú para rematarla con contundencia en un gol que abriera el partido. El genio hoy ha sido blanquiazul.
.

Y hoy el duende de los deseos ha visitado Cornellà. Acaso sea el mejor partido que hemos visto esta temporada en casa. Se ha jugado con sentido, la que ha corrido ha sido la pelota y también el Depor de lado a lado cuando se ensanchaba el campo. Se ha tenido la posesión pelota, pero en el campo rival. Se ha formado una barrera una vez marcado el gol, sí, pero tan lejos de Kameni que sólo de contrataque se podía molestar su ocio. Hoy se ha jugado como todos los seguidores del equipo —incluidos los simpáticos japoneses nostálgicos del ausnete Nakamura— hemos soñado que queríamos jugar alguna vez.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario