Tras tanto despeñarse fuera de casa entre el mal juego y la mala suerte, la segunda victoria fuera de Cornellà en la liga, y la primera del 2010, ha tenido que llegar en un mal partido, pero con la bonanza a favor. Hasta ha marcado Luis García, de una falta soberbiamente lanzada, algo que hasta hoy ya parecía sólo motivo de nostalgias. De hecho, todo en el partido se ha desarrollado en tono tan bajo (el juego del equipo, la presión del Almería, hasta las faltas de Roncaglia no han merecido nada mencionable, sólo una tarjetita) que la victoria resulta extraña: tantos meses de liga, siete y pico, esperándola, ansiándola, soñándola, que ahora parece que llegue por la puerta de atrás, como si fuera lo más normal y no lo que es: ¡una gesta épica!
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¿Momento exacto en el que Español y Barça intercambian sus destinos?
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El cine de Hollywood ha explotado un argumento que siempre resulta atractivo: dos personas con signos opuestos en esta vida —en general, uno con estrella y otro estrellado— se cruzan casualemente y sus destinos se intercambian. Después del 0 a 0 del sábado con el Barça, el resultado del partido de Champions el miércoles —y el juego del Barcelona, agotado en tratar de mantener la pelota, pero sin saber para qué— y el resultado de hoy —la facilidad con la que se ha ganado sin excesivo esfuerzo— sugieren aquel viejo argumento cinematográfico. El Barça se parecía el miércoles pasado más al Español que a sí mismo; y el Español, sin parecerse al Barça, por primera vez en toda la temporada ha disfrutado de la suerte que sólo acaricia las botas de los tricampeones. ¿Seguirá el cruce de destinos o sólo fue un intercambio efímero, que habrá desaparecido cuando volvamos a encender el ordenador de la realidad?
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