Once imágenes del partido de este sábado a las 20:00:
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1.
En la radio hablan de lo apretados que andan los ocho últimos y de cómo entre ellos se encuentran los candidatos al descenso. Entre los ocho equipos que han citado, aunque la salvación aún no es matemática, no está el Español. Felizmente.
A estas alturas de la liga se lleva los puntos siempre quien más los necesita. Quien no puede perder.
.El gigante del Valencia, Zigic, un delantero torpón y desmesurado, que sólo juega bien ante el Español, se lleva él solito los seis puntos que su equipo no veía cómo arrebatar al Español. Igual en la ida que hoy, en la vuelta.
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4.
Osvaldo remata, desde los primeros minutos, varios contraataques durante la primera parte. Pero la pelota no atina. El delantero tampoco.
.Callejón solo delante del César. Mira alrededor, los defensas se han quedado en pose egipcia. El árbitro no pita nada. El portero no sabe qué hacer. Callejón tampoco. Decide que la pelota es una loca enamorada y la comprende: la envía a las nubes. No ha tenido un buen día Callejón. Se ha revuelto bien, ha hecho algún recorte de clase alta, pero las excesivas faltas han acabado con él.
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La defensa juvenil del Español atenaza la peligrosísima delantera valenciana. En varias ocasiones un mileurista le gana la posición al montón de millones que darán, tal vez muy pronto, por Villa. Eso reconforta. Luego, lo de Zigic se considera de otra dimensión.
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El entrenador del Valencia es un auténtico director de orquesta. Cuando Fernando Marqués ha saltado al campo, se ha llevado instintivamente la mano al rostro, ha hecho con ella unos gráficos arpegios, como quien está pensando, ha dado con la clave y ha empezado a cambiar el equipo para dar una respuesta al movimiento táctico. Sacar a Zigic en Valencia fue su genialidad entonces; hoy la ha repetido. Y estas cosas en el fútbol siempre salen bien (recuérdese hace dos temporadas: Jonhatan, delantero con expectativas, sólo marcó dos goles en toda la liga: los dos contra el Getafe). El fútbol es un secreto enamorado de las simetrías.
Casi toda la defensa y en la segunda parte la mitad del medio campo está en manos de jugadores que empezaron la temporada en el B. Alguno ha estado en el B hasta este partido. Como si Pochettino estuviera pensando ya en la próxima temporada. De hecho, lo que ha de hacer.
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Al árbitro, cuando no se ha atrevido a señalar una falta a Osvaldo que implicaría una expulsión, se le ha pitado. En la mayor parte del partido ha pasado inadvertido (en relación sobre todo a lo que hemos visto en otros encuentros).
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Al equipo le han faltado bandas. Ha girado muy pronto hacia el centro, y la defensa del Valencia es despierta y agresiva. Para las escasas fisuras que dejaban, el númeo de oportunidades ha sido grande. Pero todas han acabado por tierra.
Se podía perder este partido, pero ha amargado un poco el camino de regreso a casa. Después de haber visto los partidos contra el Deportivo, el Sevilla o el Barcelona, uno pensaba que también se podía haber ganado este. De hecho, en la primera parte, se ha estado a punto. En la segunda se ha visto quién necesitaba más los tres puntos. Y se los ha llevado. Dos goles de Zigic, sin embargo, parece renta excesiva.
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(Estrambote: el cruce de almas es siempre, como bien saben los hindúes, que lo practican con frecuencia, temporal. En el caso del intercambio de almas tras el 0 a 0 ha sido también efímero: hoy ya había desaparecido por completo. Aquí y en Villarreal.)
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